Energía Nuclear Para Alimentar a la IA

22 Oct

FUNDAL - Fundación Latinoamericana

La proliferación de los grandes centros de datos para inteligencia artificial (IA) plantea un problema energético muy serio y de hecho se está planteando la posibilidad que las empresas que tengan grandes centros de datos dedicados al entrenamiento de modelos de IA instalen en sus proximidades una pequeña central nuclear que sea capaz de satisfacer sus necesidades energéticas.

A pesar del retroceso que se estaba llevando en el uso de la energía nuclear, debido entre otras cosas a la seguridad, se agregaba el hecho del procesamiento del material radiactivo, el uso del mismo, la contaminación generada en el medio ambiente aunque sea con los sistemas hídricos de refrigeración (y su daño a espejos de agua como Embalse Rio Tercero y ríos como el Paraná verificados) y el desecho de ese material y los edificios y elementos usados. Eso lo multiplicamos por esos mini reactores aún en pruebas (salvo que ya hayan sido probados en países en vías de desarrollo y como aplicación militar no se sepa)

También es patético el no buscar soluciones con energías renovables y ampliar de hecho con ellas las estructuras eléctricas de los países que lo necesitan.

Pero la gran falacia… Si bien la energía nuclear no emite gases de efecto invernadero al mismo nivel que la energía de fuentes fósiles, en realidad emite más CO2 que cualquiera de las energías renovables por cada kWh producido, ya que un reactor nuclear necesita un combustible para generar electricidad y la obtención de este combustible sí emite gases de efecto invernadero.

Unos meses atrás, Google publicó un informe anual de sostenibilidad. En él se señalaba que sus emisiones climáticas habían aumentado un 48% desde 2019. Y no son los únicos: Amazon genera tanto CO2 como Suiza (aumentaron un 40% desde 2019), mientras Microsoft declara un aumento del 30%, también desde 2019, una fecha que coincide con la popularización del uso de la inteligencia artificial. No es extraño entonces que se busquen alternativas más limpias para alimentar la IA.

El gigante tecnológico estadounidense, Google, acaba de firmar un contrato para utilizar los pequeños reactores nucleares de Karios Power con el objetivo de poder cubrir las grandes necesidades de energía que demandan los centros de Inteligencia Artificial que tienen.

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Es evidente que la inteligencia artificial necesita nuevas fuentes de electricidad y las SMR (reactores modulares pequeños) son una opción viable, de acuerdo con muchos (especialmente para las corporaciones y… las IA?). Según datos de la Agencia Internacional de Energía Atómica, los reactores modulares pequeños son reactores nucleares avanzados que tienen una capacidad de energía de hasta 300 MW por unidad, lo que representa aproximadamente un tercio de la capacidad de generación de los reactores nucleares tradicionales, pero pueden llegar a tener un tamaño diez veces más pequeño que un reactor nuclear tradicional.

La IA lleva en auge unos años ya, poco a poco vamos conociendo más cómo funciona, los peligros asociados a ella y también el coste energético que tiene alimentar todos estos sistemas y servicios impulsados por dicha tecnología. Esto último es algo que tan solo se va a incrementar con los años debido a que el uso de la IA va a ser cada vez mayor, y las compañías propietarias de esta tecnología están buscando alternativas y nuevas formas de poder proporcionar la energía necesaria.

Esto no es solo una cosa de Google, sino que la élite tecnológica de EEUU, donde encontramos a empresas como Google, como también Amazon o Microsoft se han lanzado al considerado «renacimiento nuclear» con el objetivo de abastecer a la IA de energía y reducir la dependencia de combustibles fósiles.

Entre los proyectos de Microsoft está el restablecimiento de parte de la plante de Three Mile Island, tristemente recordada por los que evalúan los accidentes nucleares, por tener uno de los que más comprometieron el medio ambiente y la población. El 28 de marzo de 1979, la central nuclear Three Mile Island en Harrisburg, Pensilvania, vomitó desechos y gases radioactivos a varios kilómetros a la redonda siendo el mayor accidente nuclear antes de Chernobil (sin contar el de la URSS de 1957). Finalmente, el 20 de septiembre de 2019, más de 40 años después del accidente que la hizo conocida mundialmente, la central de Three Mile Island generó su último kilovatio… HASTA QUE UNA IA LA NECESITA. Y fríamente, cuando las corporaciones y sus derivados hablan, priman muchas cosas y las reglamentaciones sobre el medio ambiente son dejadas de lado.

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Lo cierto es que por ahora, de la mano de los requerimiento de los centros de datos para entrenar IA, se tiene un probable retroceso a la tendencia mundial del cierre de plantas nucleares, acompañada del siempre presente tema de desechos y ahora de accidentes mas pequeños pero más extendidos en varias zonas debido a los reactores de pequeña envergadura.

Ya hay muchos casos de reactores de pequeña envergadura (experimentales o en funciones) que han fallado en sus puestas en marcha o en sus mantenimientos envenenando a trabajadores en esos incidentes… llámese Laboratorio Nacional de Ingeniería de Idaho, el Centro Atómico Constituyentes o la española Vandellós. El veneno y la agonía nuclear existieron, por lo que nos queda la pregunta: qué garantiza que al haber pequeños reactores en corporaciones no ocurran «incidentes» en honor de las IA?

RECORDEMOS QUE SIEMPRE UNA DOSIS DE RADIACIÓN, AUNQUE SEA PEQUEÑA, ESTÁ POR ENCIMA DEL RANGO NATURAL QUE NOS DA EL PLANETA.

La elección sobre fuentes renovables queda de lado… eficiencia eólica o solar o hidroeléctrica quedan de lado ante las corporaciones y el consejo de las IA por ellas generadas.

¿Puede haber una inmoralidad más grande que para generar una magra porción de energía eléctrica con mini reactores para unos centros de datos y sus hijas, las IA, condenemos a generaciones enteras?


Artículo propio FUNDAL relacionado:

Inteligencia Artificial, Impacto Ambiental Negativo – CLICK AQUÏ


 -Fuentes

. «Energía Nuclear» por Enrique González Romero y Valeriano Ruiz Hernández

. «Three Mile Island: A Nuclear Crisis in Historical Perspective» por J. Samuel Walker

. «Killing Our Own: The Disaster of America’s Experience with Atomic Radiation» por Harvey Wasserman

. «La verdad sobre Chernóbil» por Grigori Medvedev

. «El peor accidente en el mundo Chernobyl: el fin del sueño nuclear» por Nigel Hawkes

. «Accidentes e incidentes en el área nuclear ocurridos en América Latina y el Caribe. Recopilación bibliográfica» por Alicia Carregado

. «The radiological accident in the reprocessing plant at Tomsk» por Biblioteca Centro Atómico Ezeiza

. Archivo personal Miguel Ceraglioli – Negotia Argentina