9 de julio 1816, Tucumán… se realiza un Congreso con representantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata… y en esta gesta histórica se declara la Independencia del territorio que hoy llamamos Argentina.
El contexto internacional era sumamente complicado. Para 1816, España se había liberado de los franceses, el Rey Fernando VII había vuelto al trono y se predisponía a recuperar los territorios americanos que estaban en mano de los revolucionarios. El ejército realista comenzó a avanzar victoriosamente por toda la región derrotando a una parte de los movimientos independentistas americanos.
El contexto era sumamente complejo, los realistas habían recuperado amplios territorios en América, entre ellos, Chile y buena parte del Alto Perú, lo que constituía toda una amenaza para las Provincias Unidas. En Europa, se asistía a la restauración de las monarquías; en la Banda Oriental, podía constarse el avance portugués; y en el plano interno, las relaciones entre el gobierno central y el litoral estaban quebradas.
En este contexto tan difícil, las Provincias Unidas se juntaron para decidir qué hacer ante la situación. El Congreso General Constituyente de las Provincias Unidas en Sudamérica se reunió en San Miguel de Tucumán para limar asperezas entre Buenos Aires y las provincias, cuyas relaciones estaban deterioradas. El escenario de guerra lo demandaba y convocó a otros sectores a sumarse a sus luchas.
El 9 de julio de 1816 los representantes firmaron la declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en Sudamérica y la afirmación de la voluntad de “investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli” y “de toda otra dominación extranjera”. De este modo, después del proceso político iniciado con la Revolución de Mayo de 1810, se asumió por primera vez una manifiesta voluntad de emancipación. La Proclama es considerada el documento fundacional de nuestro país.
Aún con ambivalencias, el proceso de la Independencia construyó un nuevo horizonte para pensar la libertad y la igualdad. Igualmente, la marca más rotunda de la necesidad de incorporar a los pueblos originarios a las luchas independentistas constituyó el hecho de que la propia proclama de la Independencia fue publicada en quechua y aymará para su difusión.
El recuerdo de esta fecha y la conmemoración de los acontecimientos de 1816 reactualizan las aspiraciones por lograr mayor libertad e igualdad y reafirman la voluntad popular de dirigir su propio destino.