Hoy se celebra el Día Mundial del Clima, una fecha establecida por la ONU para generar conciencia sobre los efectos del calentamiento global y en este contexto, el nuevo reporte científico es contundente: “El cambio climático está causando estragos, pero algunas personas y lugares se ven más afectados”, asegura el resumen para los tomadores de decisión.
Justo sobre el final de la ola de calor más extensa y terrible de la historia argentina, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (conocido simplemente como IPCC) dio a conocer hoy los resultados de una nueva serie de informes acerca de las consecuencias que ya tiene y seguirá teniendo el fenómeno en todo el planeta.
Algunos ecosistemas están sufriendo daños a medida que aumentan las temperaturas, lo que provoca la muerte masiva de especies en tierra y en el océanos y algunos se acercan a un punto de no retorno, causado por impactos como el retroceso de los glaciares y el deshielo del permafrost ártico.
Entre otras conclusiones, encontró que los daños sistemáticos hechos por la quema de combustibles fósiles y la tendencia a agravarlos constituyen una urgencia, y que muchos de los impactos ya son irreversibles o se acercan a la irreversibilidad. No obstante, según el mismo panel, conformado por científicos y gobiernos y que reúne de manera exhaustiva los trabajos de investigadores alrededor del mundo en miles de páginas, aún se puede cambiar el destino: haría falta una descarbonización urgente de la economía y un mayor respeto al ambiente en pos de la sustentabilidad.
“La Humanidad está posada sobre un fino hielo, y ese hielo se derrite rápidamente”, dijo el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, en un mensaje divulgado apenas conocidas las conclusiones del trabajo de miles de científicos que es el reporte síntesis del sexto ciclo del IPCC, aprobado entre anoche y hoy a la mañana después de una semana de sesiones en Interlaken, Suiza. “La bomba del clima está por detonar”, abundó el portugués, que del mismo modo dio lugar a la esperanza al remarcar que este informe da instrucciones para desactivarla y es “una guía de supervivencia para la humanidad”. Y añadió otra metáfora para redondear el concepto: “Para lograr mantener la temperatura por debajo de un aumento de 1,5°C hace falta un salto cuántico en la acción climática”, en referencia a dar por terminada la era de los combustibles fósiles cuanto antes.
El cambio climático incide en la inseguridad alimentaria y la provisión de agua, y los eventos de calor extremo están aumentando las tasas de mortalidad y enfermedades; hace falta más dinero para reducir emisiones y adaptarse a la nueva situación. “Con un calentamiento de 1,1/1,2°C, hoy más de 3000 millones de personas conviven con las realidades más duras del cambio climático: altas temperaturas, sequías, inundaciones y otros eventos que contribuyen a la falta de alimentos y agua, la desnutrición y la pérdida de medios de vida”, señaló Marlene Achoki, colíder de Política Global sobre Justicia Climática de la Organización CARE International, en un comunicado de la Climate Action Network.
Lo que también deja claro el reporte es que la crisis climática se escribe en presente. Los científicos incluyeron un gráfico en el que se ve cómo la gran mayoría de las personas que hayan nacido desde los años 80 serán testigos de los efectos que el fenómeno global va a generar en el planeta. Los mejores o peores escenarios dependen de las acciones que se tomen.
Las tendencias actuales de cambio climático son incompatibles con un mundo sostenible y equitativo. El ritmo y la escala de lo que se ha hecho hasta ahora, y los planes actuales, son insuficientes para hacer frente al cambio climático. Ya se han alcanzado límites en nuestra capacidad de adaptación en algunos ecosistemas y regiones.
Sin una acción urgente, efectiva y equitativa para reducir las emisiones y adaptarse, el cambio climático amenaza cada vez más los ecosistemas, la biodiversidad y los medios de vida y el bienestar de las generaciones actuales y futuras. Ampliar la financiación climática es crucial para el desarrollo resiliente al clima, especialmente en los países en desarrollo donde las deficiencias financieras y las necesidades son mayores.