Reconocido en la República Argentina como el “Padre de la Patria”, en Perú se lo recuerda con los títulos de “Fundador de la Libertad del Perú”, “Fundador de la República” y “Generalísimo de las Armas” y en Chile su ejército lo ha destacado con el grado de Capitán General.
Pero más allá de su gesta libertadora, San Martín es una pieza fundamental en la construcción de la identidad nacional.
A partir de su célebre figura y heroico proceder, se construye esa gran narración que nos explica como país.
Su personalidad de traduce en las palabras de Bartolomé Mitre:
«Los hombres de acción o de pensamiento que, como San Martín, realizan grandes cosas, son almas apasionadas que elevan sus pasiones a la potencia del genio y las convierten en fuerzas para obrar sobre los acontecimientos, dirigirlos o servirlos.
Obran sobre su tiempo como una acción eficiente o se lanzan en las corrientes permanentes, y de este modo su influencia se prolonga en los venideros como hecho durable o como pensamiento trascendental.»
Le rendimos homenaje como hombre de ley, fortaleza y de inmenso espíritu por la libertad, cuyo mandato fue «Seamos libres, que lo demás no importa”.
No se dedicó a la docencia de modo profesional, pero educó con sus acciones y palabras de acuerdo al pensamiento liberal propio de su época, incentivando la creación de establecimientos educativos públicos, gratuitos y laicos. Al arribar a Perú para su campaña libertadora se ocupó de alfabetizar aborígenes y negros a quienes también les brindo la posibilidad de que aprendieran un oficio, pues consideraba que solo con gente ilustrada los pueblos podían progresar material y moralmente.
Falleció un 17 de agosto de 1850, a los 72 años, en su casa de Francia, rodeado de sus seres queridos. Sus restos fueron repatriados un 28 de mayo de 1880 y, actualmente se encuentran en la Capilla Nuestra Señora de la Paz ubicada en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires.
Como grande que era, nunca buscó el bronce, pero sí la única forma de inmortalidad que es el recuerdo. Terminaba sus cartas con la frase: “Cuando no existamos, nos harán justicia”.
El Padre de la Patria, es un modelo a imitar por todos los argentinos, para hacer de nuestra Patria un lugar mejor, recordando que si hay victoria en vencer al enemigo la hay mayor cuando el hombre se vence a sí mismo.